El Sevilla FC está en un momento muy complicado. El mercado de fichajes no ha sido todo lo satisfactorio que el sevillismo creía que, no se han reforzado muchas de las posiciones que se creían necesarias.
El sevillismo anda preocupado, espera que su equipo se reponga y empiece a ganar partidos, si no podría estar en peligro la entidad y su futuro. Un descenso a segunda división con el coste de plantilla que tiene la entidad y las deudas pendientes, sería difícil de gestionar.
El vestuario del Sevilla FC es un polvorín en estos momentos, es la realidad. Es cierto que la gestión del Consejo de Administración y de la dirección deportiva está siendo lamentable, pero también que los jugadores tienen un porcentaje importante de culpa en todo lo que está ocurriendo.
Varios jugadores no quieren estar en el Sevilla FC y les falta actitud, por muchos es sabido los nombres de esos jugadores. Marcos Acuña lleva descontento desde el verano pasado, en el que pudo salir al Aston Villa pero el Sevilla se negó, y el considera que perdió una gran oportunidad de firmar su último gran contrato.
Rafa Mir está harto de no jugar y de ser el último delantero en la rotación. También está enfadado desde el verano pasado en el que pudo salir al Valencia pero el Sevilla le cerró la puerta al no tener tiempo de buscar sustituto.
Januzaj, ya lo comentó ayer Víctor Orta, le da absolutamente igual jugar o no jugar, quiere cobrar su contrato y no dejará el Sevilla hasta que no le llegue una oferta que le iguale su salario, algo que es imposible, ya que no juega y pierde valor día a día.
La pelea de Mariano y Hannibal Mejbri tampoco ayudó mucho a crear buen ambiente en el vestuario, Sergio Ramos y Rafa Mir también han tenido sus más y sus menos en varias ocasiones.