La afición verdiblanca suele ser agradecida y justa con los futbolistas que en algún momento de su carrera dieron gloria al club. Es justo lo que ocurrió el último partido con Borja Iglesias.
Muchos había hablado de los pitos que recibió el jugador gallego en los últimos partidos que vistió la camiseta bética, porque no había rendido al nivel que se esperaba cuando el Betis pagó treinta millones de euros por él.
La entidad entendió que lo mejor era que se marchara a otro club, primero fue cedido al Bayer Leverkusen, donde no tuvo apenas protagonismo y no marcó ni un solo gol.
Ahora en su cesión al Celta de Vigo, la cosa le están yendo mucho mejor, de hecho la idea de la dirección deportiva celtiña, es poder hacerse con sus servicios a partir de la temporada que viene en propiedad.
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Sin embargo hay ciertas discrepancias, en el Celta entienden que solo le quedaría un año más de contrato, es decir hasta 2026, lo que abarataría su llegada. Sin embargo en el Betis transmiten que antes de irse firmó una renovación hasta 2027.