José Luis Mendilibar fue cesado ayer de su puesto como técnico de la primera plantilla del Sevilla FC, tras un mal comienzo de temporada, aunque como bien informa Alonso Rivero en ‘Relevo’, era algo que iba a caer antes o después, no sólo por temas deportivos.
El mismo periodista, ofrece un artículo tremendamente interesante en dicho medio, hablando de todos los problemas que había entre los dirigentes, director deportivo y entrenador que han desencadenado malos resultados y su despido.
El vasco nunca sintió el apoyo de los dirigentes, fue contratado solo para salir de la situación en la que estaba el club, no se confiaba en él para un nuevo proyecto, pero el título de la Europa League hizo que su renovación fuera casi automática.
Monchi dejó claro al Consejo de Administración que no quería su continuidad para más de esos meses de la temporada pasada.
Los métodos de Mendilibar no gustaban mucho en el club, los palos a los jugadores en rueda de prensa, no confiaba en la tecnología para la mejora de los rendimientos y declaraciones sobre la no obligatoriedad de ganar, no han gustado en la planta noble.
Mendilibar tampoco entendió los líos con Monchi y la marcha del director deportivo, a pesar de haber ganado un título europeo, estaba atónito con la inestabilidad que había en un club de éxito.
También hubo rifirrafes con el director deportivo, ya que el vasco quería aligerar rápido la plantilla, no quería contar con tantos jugadores que no iba a ser parte del plantel, se dió cuenta que era imposible.
No gustó nada al técnico que no se atendieran ninguna de la peticiones que hizo a la dirección deportiva, presentando el nombre de Lucas Boyé para la delantera, que fue rechazada. Para finalizar los fichajes sintió que llegaron tarde y que se pidió a última hora que presionara a ciertos jugadores para irse.